Por “El Rengo” Norberto |
¿Acaso mantenerlo con vida sólo depende de que comiencen los campeonatos?. Señores, hay que ser claros, el ascenso tal cual lo conocíamos murió. Hace tiempo.
Víctima de la incapacidad dirigencial, víctima de los más de treinta años de grondonismo que conllevó al vaciamiento de los clubes. Preguntále al vecino de Agronomía si no fue a Comu de toda la vida a jugar al básquet o a ver fútbol. Preguntále si no lleva a su hija a patín o si su viejo va a jugar al truco al buffet del club. Y capaz el tipo es de Racing pero ama y siente a su club de barrio. Bueno, a él también hay que avisarle que su lugar en el mundo está en estado terminal.
Incluso podemos ver la muerte del fútbol ascenso a través de una mirada más conservadora: que haya equipos que ascendieron a primera saliendo octavos (en la B Nacional 2015 subieron 10 equipos), es una manera de matar al ascenso. No está en la esencia de Crucero del Norte jugar en primera, al menos por ahora.
Los clubes y sus hinchas terminan siendo víctimas de sus propios dirigentes, que en la desesperación de conseguir plata a través de derechos televisivos se someten a cualquier experimento. No sólo implosionan a nivel económico sino que a mitad de campeonato ya saben que están descendidos.
La televisión también lo terminó por matar. Ya no existen los recordados sábados a la tarde, esas frenéticas transmisiones por AM que eran un verdadero show radial. Hacían base en un partido destacado y conectaban con múltiples canchas que iban desde la de Villa San Carlos hasta la de Puerto Nuevo pasando por la de Laferrere. Era así porque no había manera de televisarlos, la fecha se jugaba los sábados a la tarde y no era más que eso. En simultáneo todas las categorías.
No había partidos martes a las tres de la tarde (¿¡que es eso de jugar un martes tres de la tarde?!). No existían estos ladris de la APREVIDE, un brazo de la bonaerense que conoce a cada uno de las barras y con cierta habilidad en los medios te hacen creer que trabajan por combatirlas con el poder político de turno.
Las barras, devenidas en asociaciones ilícitas y criminales, también terminaron por matar al ascenso. ¿Cómo puede ser que, por ejemplo, Almirante tenga 4 facciones de barras? Todas en pugna por la guita, esa que llega desde los clubes o incluso aparateado desde la política a través de algún puntero del conurbano.
Para ser aún más directo: la vida del ascenso no la va a salvar el operador macrista y presidente de Boca, Daniel Angelici, como dicen ahora “el dueño de la pelota”. ¿Les parece que a Angelici le importa siendo presidente de Boca el ascenso?. Es como si me dijeran que al dueño de Carrefour le importa el almacén de mi barrio. Mucho menos Armando Pérez, con esos pañuelos coloridos que utiliza y esa pinta de cafetín porteño a cualquier hora y en cualquier momento.
Dicen que hoy hacen una reunión, que entre hoy y mañana se define, que el viernes empiezan los torneos de la B a la D, que la guita en 60 días va a estar, en fin, excusas para que la gilada repita y nos hagan creer que la vida del ascenso sólo dependa del comienzo del torneo.
Por todos estos motivos, tengo la desgraciada sensación de que asistimos a la muerte del querido ascenso; el ascenso del Trinche Carlovich, del turco Husef, de Daniel Bazan Vera, del Maquina Giampietri, del recordado Garrafa Sánchez; grandes jugadores de grandísimos equipos, todos caudillescos, que estoicamente resistían a los más duros escenarios y era un verdadero lujo verlos.

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