
Por Hugo Elias |
En estos últimos tiempos –reforma previsional mediante- la política argentina se ha visto sorprendida por la irrupción de la movilización popular callejera. La defensa ante el brutal ataque del gobierno de Macri a las conquistas populares encontró en las marchas callejeras el canal más potente para resistir aunque todavía sin la eficacia buscada.
Lo que sí ha logrado la movilización popular ha sido meterse de lleno en la discusión política, obligando a sus dirigentes a posiciones cada vez mas claras en cuanto a “de qué lugar estás”.
Desde aquel 6 de marzo del año pasado cuando en el acto de la CGT se le pidió a los dirigentes,” Poné la fecha LPQTP!!!”, la convocatoria al paro general, fue creciendo la presencia en las calles sin poder torcer el triunfo electoral de Cambiemos.
La masividad alcanzada por las distintas convocatorias culminaron en el 21F de los sindicatos combativos y con el 8M del paro de las mujeres cuando casi 400.000 en el primero y mas de 400.000 feministas opositoras pusieron en evidencia que las bestiales maniobras represivas a las manifestaciones de Noviembre pasado no atemorizaron la resistencia callejera. Ya con el “Hit del verano MMLPQTP” que extiende el repudio al presidente y su gobierno a espacios no necesariamente movilizados.
La fortaleza del macrismo es proporcional al desbande del campo popular. Los objetivos de esta derecha neoliberal no son sólo el saqueo de la riqueza nacional y adueñarse de los resortes fundamentales de la economía. Se proponen destruir, sepultar históricamente el proyecto popular, democrático, socialmente justo, antimperialista encarnado por el peronismo del 45 al 55, enriquecido por las luchas obreras y populares posteriores recuperadas en los 12 años de kirchnerismo.
Quieren entronizar la valorización financiera como único modelo de acumulación de riqueza provocando la creciente miseria y marginalidad de millones de nosotros. También aniquilar la reciente historia política, cultural, simbólica, entronizando el individualismo, la meritocracia por sobre cualquier propuesta colectiva y desmantelar la heroica lucha argentina por la defensa irrestricta de los DDHH.
Derrotar a este proyecto de destrucción nacional exige la unidad de todos los opositores sin exclusiones y para ello tenemos en 2019 una meta: derrotar a Cambiemos electoralmente. Al mismo tiempo el triunfo popular tiene que garantizar la derrota política del neoliberalismo, no basta recuperar espacios de poder si la lógica sigue siendo la misma, si los dueños del poder siguen gobernando mas allá de quién gane electoralmente.
Esa unidad opositora tiene la guía de la calle movilizada, del pueblo indignado que insulta justamente, políticamente correcto.
La calle ha marcado agenda y no es presuntuoso decir que el acontecimiento próximo más importante será la marcha del 24 de Marzo para recordar a nuestros mártires por la Verdad la Memoria y la Justicia.
Ahí nos encontraremos y nos guiarán los pañuelos blancos.

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