
El pacman de la inflación se come semana a semana el salario y deteriora principalmente a los sectores populares. En diálogo con Cambio de Frente (Radio Pública del oeste / FM Fribuay) la economista Clara Razu puso blanco sobre negro para analizar causas, efectos y posibles soluciones a una soga que ajusta cada vez más.
– ¿Cómo se explica que en Argentina crece el empleo, pero a la vez hay más trabajadores pobres?
La pobreza bajó porque bajó el desempleo, eso es cierto. El índice de septiembre 2022 fue de 6,9%. Eso te marca un descenso de la pobrezaporque las personas encontraron empleo, pero en un 70% es informal y, por otro lado, los salarios están por debajo de la línea de indigencia. Más allá de que cuando el trabajo es informal los ingresos son pobres, en el registrado también los ingresos son bajos. Tenés empleo, pero bajos salarios. Entonces, disminuyó la pobreza, pero la indigencia es mayor: hay gente que va a trabajar, pero son trabajadores pobres.
– ¿Se podría decir que esta situación viene de arrastre?
Sí, los salarios disminuyeron a la mitad durante el macrismo y a eso se sumó la crisis por la pandemia. El empleo se recuperó, pero lo que no se recuperó es el derecho a un salario digno. Y uno se pregunta cómo se soluciona esto: la única manera es con aumentos salariales directos, no en porcentajes sino sumas fijas pero que vayan al salario, que levanten el piso, y no a través de bonos. Por otro lado, un aumento del Salario Mínimo Vital y Móvil que sea significativo, porque eso además te aumenta todos los programas sociales.
– Recomponer ingresos y controlar precios
Eso es importantísimo porque la inflación pega más fuerte en los sectores de menores ingresos, que tienen menos posibilidad de elección, sobre todo la inflación en alimentos. El índice de precios de alimentos aumentó más de lo que aumentó la inflación. Entonces, si no se controlan los precios las mejoras salariales quedan en las empresas productoras que son pocas. Por eso, estamos hablando de una puja redistributiva que carece de toda mediación del Estado.
La Secretaría de Comercio no está actuando con la Ley de Abastecimiento, como debería hacer, para bajar el margen de ganancia extraordinaria que tienen las empresas que remarcan y están reacomodando sus ganancias más allá de los límites aceptables.
– ¿Cómo se detiene esta vorágine?
Con una política de precios y salarios, es la única. Congelar los precios, pero antes recomponer los salarios. Hoy la puja distributiva no es con los trabajadores adentro. La discusión siempre fue que suben los salarios y suben los precios, pero hoy los salarios son menores en términos reales porque cada vez tienen menos poder adquisitivo; el costo salarial en el costo total bajó a un 16%; no es el costo salarial el que eleva la puja, sino la ganancia que están recomponiendo desde 2021. De esa manera, el pato lo pagan los trabajadores, los jubilados y todos los que tenemos ingresos fijos.
– Hay economistas que insisten con el flagelo de la máquina de billetes, ¿Qué opina al respecto?
Siempre nos corren con que la causa de la inflación es la emisión monetaria, el gasto público, etc. Bueno el gasto público bajó, la emisión bajó y los precios siguen aumentando. Ya Cristina había advertido en diciembre de 2020 que los aumentos serían absorbidos por las ganancias de las empresas. Ahí está la cuestión, un control efectivo para que tengan márgenes de ganancias razonables. El control de los costos de producción debería ser: “decime por qué aumentás los precios, justificalo”,”¿qué costo se disparó para que en una semana los lácteos aumenten un 20%?”.
– La otra pata en este tema sería el sector empresario
Es que tiene un comportamiento voraz que a la larga lo perjudica porque se destruye el mercado. Eso lo estamos viendo hoy, el consumo bajó un 4%. Los aumentos de precios horadan tanto los ingresos de los trabajadores que baja el consumo, entonces cuando baja el consumo, baja la actividad económica, las empresas producen menos y empieza a cundir el desempleo, la recesión y podés caer en un proceso (que ya lo vivimos con el macrismo) que se llama estanflación, que es estancamiento económico con inflación. Este no es un fenómeno argentino, como muchos dicen, sino que viene de Estados Unidos en la década del ’80.
– ¿Cree que al Gobierno le falta audacia o inventiva para resolver el problema?
Hay que animarse a políticas distributivas sin tanto temor a lo que digan. Porque tengo la sensación de que hay un temor de favorecer a los trabajadores y los sectores más vulnerables porque se está demasiado pendiente del humor de la clase media que opina a través de los medios. Y eso me parece que puede ser consecuencia, obviamente, de la concentración mediática, pero el Estado, pero sobre todo el Estado Peronista, no puede tener ese temor.
Hay un gobierno que se autopercibe débil, cuando en realidad la fuerza de los trabajadores que le dieron los votos es la que lo ayudaría a ponerle límites a quienes generan los aumentos de precios. La inflación se combate por sus causas, es evidente que la causa es la concentración de la oferta y no la demanda. Entonces hay que desconcentrar la oferta, controlarla y permitir recomponer los ingresos.
– ¿Cómo se desconcentra la oferta?
Tenemos una ley de góndolas que no funciona porque nadie controla, hay que hacer que funcione. También habilitar a las cooperativas de producción para que participen con más productos. Abrir en todo el Conurbano mercados con productos a bajo costo, como el que se inauguró en Lomas de Zamora. Camiones con los productos más baratos, ferias itinerantes, ampliar la oferta de las empresas cooperativas y que haya, de verdad, libre empresa.
*Nota publicada en El Cactus versión papel edición octubre 2022

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