
Por Hugo Elías |
En Ensenada 50 mil militantes coronaron una jornada que dice mucho electoralmente, a los dos días eran 80 mil en la plaza de Congreso. El candidato Sergio Massa, junto al gobernador Kicillof que busca ser reelecto o junto a la CGT, las CTA y movimientos sociales según el día, dijo una vez mas su nueva canción: “cuando sea presidente haré un gobierno de unidad nacional con distintos sectores y de distintos lugares de la patria”, eso a grandes rasgos, sin ser literal, pero sí expresa la intención varias veces repetida.
Tal enunciación en un acto peronista sin fisuras marca un cambio central de época. No es en vano recordar que palabras mas, palabras menos Cristina habló de una unidad política mas allá de los partidos e incluso llamó a integrar a los medios de comunicación hegemónicos. La tarea es tan grande, el desafío bimonetario nacional y las acechanzas nacionales e internacionales hacia nuestras riquezas crecen día a día que la resistencia popular será insuficiente si no se convoca a sectores nacionales que vean amenazado, aún siendo poderosos, su poder económico hasta hoy monopólico. Esa es la nueva canción y que Massa interpreta magistralmente hasta ahora.
¿De qué se trata este cambio de época? La Argentina está en el medio de la tormenta mundial que la gran potencia desmejorada del norte provoca para no perder su poder ante el surgimiento de nuevos actores como China con los BRICS que disputan su hegemonía mundial. La guerra, que siempre le dio resultado a EEUU, ya no asegura su preeminencia, casi es al revés viendo las consecuencias de su persistente fogoneo vía OTAN en Ucrania. No hay retroceso de Rusia y los europeos no saben cómo salir de esa guerra.
La concentración del capital en los países del G7 es cada vez mas obscena pero no alcanza para direccionar la economía mundial y transforma a sus instrumentos, como el FMI, en verdaderos batallones de ocupación en los países miembros deudores. Esta es nuestra situación actual, heredada de la entrega a los capitales internacionales y nacionales de nuestras reservas por los piratas financieros del macrismo que después de pagarle a sus socios nos endeudaron con 45.000 millones de dólares para seguir robando y de lo que al país solo le quedó la deuda.
Hemos visto como el FMI no quería soltar los 7.500 millones de dólares para calmar nuestra economía, tardaron 4 meses mientras a Macri le dieron 50000 millones en una semana. No es la economía, es la política, estúpido.
Y ahí apareció Massa con la claridad política que encabeza esta nota. Fue a Qatar, a los chinos, al CAF (Banco de Desarrollo de América Latina), trajo los fondos le pagó al FMI, y siguió negociando hasta bajar el apriete de 100% de devaluación exigida a 20%. Cerró el tramo de deuda y otra historia empezó. Una catarata de medidas de reparación de la devaluación, de quita de impuestos a los trabajadores como Ganancias y la devolución del IVA, baja de impuestos a las PYME, aumentos a jubilados, a trabajadores formales e informales, apertura de un registro para acceder a un terreno para su primera casa en tierras fiscales donde ya se inscribieron más de 100000 compatriotas.
Esta rápida e incompleta recorrida de las medidas adoptadas por Massa por supuesto no son del agrado del FMI y serán boicoteadas por los eternos dueños de los medios y de las grandes empresas. Ya hay un adelanto de impuesto a las Ganancias a los Bancos, Aseguradoras y Financieras que servirán para apalancar el gasto fiscal y también un proyecto de un mínimo de 15% de impuesto a las Ganancias a las grandes empresas que hoy pagan la vergüenza del 2,44%.
Nada de esto aconseja el FMI, por el contrario está en desacuerdo por hablar educadamente.
Este despliegue de beneficios a la alicaída economía popular con un 40% de pobreza no puede ser cuestionado por nadie a no ser que sean enemigos de los argentinos mas pobres.
Pero la trabas a semejante audacia popular vienen de la mano de las corridas cambiarias, de los aumentos injustificados de la canasta básica, de las trampas en el comercio exterior, y de las presiones del exterior y de los cipayos de adentro.
Es muy fuerte lo que se enfrenta, Massa lo sabe, y Cristina también. Es el poder. Defender la democracia ante el poderoso monstruo que enfrentamos es la tarea. La música nueva es forjar una coalición amplia democrática que potencie las fuerzas populares. “Si soy presidente voy a llamar a un gobierno de unidad nacional”, Sergio Massa.

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