
Por Mariela Canali | **
El oeste está plagado de sitios emblemáticos que con el paso de tiempo cambiaron su fisonomía reconvirtiéndose en nuevos espacios para la comunidad.
Los antiguos vecinos de la zona Oeste suelen recordar con nostalgia la presencia de las plantas fabriles que se levantaron a partir de los años 40. Las fábricas fueron una fuente de trabajo y también tuvieron un rol urbanizador dado que en sus inmediaciones surgieron barriadas populares donde se afincaron hombres y mujeres que muchas veces venían de otras provincias y hasta de otros países.
La actividad laboral que generaba la fábrica se vivía cotidianamente en el sonido de la sirena que anunciaba el comienzo y el final de la jornada, en el tránsito de obreros por las calles del barrio, en el humo de las chimeneas. Esta presencia tuvo un fuerte valor simbólico ya que era sinónimo de trabajo y ascenso social, de camaradería y lucha, y definía una identidad que los distinguía de otros lugares.
Pero en la última década del siglo XX se produjeron grandes cambios, se impuso una reestructuración social y económica que aún tiene amplias repercusiones en Argentina. Con la profundización de la desindustrialización, las inversiones privadas se dirigieron a los bienes raíces y a mega emprendimientos vinculados al consumo, al entretenimiento y a las viviendas de lujo. Empresas internacionales compraron terrenos donde había fábricas cerradas, estos establecimientos como así también galpones de depósito y talleres fueron demolidos para la construcción de shoppings e hipermercados.
En la zona oeste podemos encontrar varios ejemplos de antiguas fábricas cerradas cuyo espacio ahora está ocupado por otro emprendimiento económico o sociocultural. Todos ellos tienen la característica de estar ubicados en lugares con una buena conectividad, al lado de las grandes avenidas como Juan Manuel de Rosas o Hipólito Yrigoyen en Morón, presidente Juan D. Perón o Brigadier Juan Manuel de Rosas en San Justo, o en las cercanías de las autopistas como la del Oeste.
Hablamos de las fábricas textiles ITALAR, ALFA y TEXTIL OESTE las cuales entre las décadas de 1940 y 1990 producían telas de algodón y otras para el mercado interno y llegaron a contar con un promedio de 2000 obreros. Las políticas de apertura de las importaciones a partir de los gobiernos de la dictadura militar iniciaron un proceso de desindustrialización, falta de inversiones en el sector productivo derivadas hacia el sector financiero, y la competencia de productos importados, que llevaron al cierre y la quiebra de estas y otras empresas.

Sobre los terrenos en los que se habían levantado estas fábricas se procedió a la demolición de los edificios y la construcción de mega emprendimientos: el hipermercado Carrefour de Villa Tesei inaugurado en 1993 sobre el predio de la ITALAR; en el solar que ocupaba TEXTIL OESTE abrió en 1995 el hipermercado Walmart, que luego sería ampliado al San Justo Shopping, y el Plaza Oeste abierto en 1997 en el lugar que ocupó ALFA. Esta tendencia manifestó una nueva modalidad económica, la de los emprendimientos dedicados sólo al consumo y éste transformado en una actividad recreativa y social. Los centros comerciales se han transformado en las catedrales que estimulan a las personas a consumir.
Otras fábricas cerradas también cambiaron en algunos casos de aspecto, reciclando su construcción, y en otros ocupando el espacio luego de la demolición de los antiguos edificios. En todos los casos el uso de suelo es otro, ya no destinado a la producción sino a la vivienda, al comercio, al entretenimiento y a la cultura. Son los casos de las fábricas textiles CASTELAR y DANUBIO; la fábrica automotriz CRHYSLER/VOLKSWAGEN. La textil Danubio fundada por la familia rumana Diabekirian en la década de 1940, fue demolida principios del siglo XXI y en 2012 comenzó a construirse en esas manzanas el que fue promocionado como “primer condominio de alta gama en el Oeste”, 185 viviendas que conforman un barrio delimitado por las calles Alvear, Iannone, Rondeau y Saavedra, se habilitó en 2014.
La fábrica CASTELAR S.A. fue fundada en 1943 por el matrimonio griego Palanjogulus. Estaba ubicada en avenida Yrigoyen al 1600, quebró en 1994. En el predio que ocupaba la fábrica se levantó el estadio del club Deportivo Morón, inaugurado en 2013 (ver foto principal).
Chrysler Argentina, que produjo autos emblemáticos como el Valiant, el Dodge Polara y el 1500, en 1980 fue adquirida por Volkswagen Argentina S.A. Hacia finales de esa década, la fábrica se trasladó a General Pacheco y en 1991 el predio pasó a ser la sede de la recién creada Universidad Nacional de La Matanza.
Podríamos agregar otro ejemplo de espacios resignificados, que, si bien no estuvo ligado a la producción, sí cambió su uso en las últimas décadas. Hablamos del Distrito Militar en Ramos Mejía, denominación que aún se conserva en una de las cabeceras de la línea 238 (TUM) en la esquina de las calles Brandsen y Tacuarí. Sobre la manzana delimitada por las calles Tacuarí, Medrano, Saavedra y Laprida, a pocas cuadras de la que fuera la fábrica Danubio, se encontraba instalado el Distrito Militar “General San Martín”, lugar al que concurrían los jóvenes del conurbano oeste para realizar la revisación médica una vez realizado el sorteo para hacer “la colimba”. Una vez eliminado el servicio militar obligatorio (1994) el predio fue vendido y loteado. Allí se construyó un barrio de elegantes dúplex y un área comercial sobre la calle Medrano, que se concluyó en 2015.

Así comenzó otra historia para un mismo lugar. Para los vecinos de más edad el recuerdo de aquel pasado, vinculado a la industria y al imaginario social del trabajo y el progreso puede llevar a la añoranza. Las nuevas generaciones han creado sus propios recuerdos de estos espacios, los marcan al utilizarlos como significativos, los incorporan a la vida cotidiana haciéndolos parte del estilo de vida urbano y de su propia historia.
** Profesora e investigadora del Instituto y Archivo Histórico de Morón
*** Artículo publicado en el número de octubre de El Cactus papel

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