
El arzobispo de Buenos Aires, Mario Poli, firmó el decreto que inició formalmente el proceso de canonización del sacerdote italiano fallecido hace 29 años, que realizó una importante tarea social al sur de La Matanza.
Se trata de un que el procedimiento puede llevar años y nadie sabe cómo terminará: si será beato, santo o quedará a la espera de la confirmación de ese milagro después de su muerte. Lo cierto es que en vida fue conocido por sus “milagros de sanación” y llegó a recibir a miles de personas diarias en su obra ubicada en el kilómetro 31 de la Ruta 3, localidad de González Catán.
La postulación fue realizada por el Padre Daniel Medina, en representación de la Asociación Privada de Fieles Presbítero José Mario Pantaleo. La asociación fue formada para tal fin y cuenta con el apoyo de distintos grupos de seguidores de la obra del sacerdote que durante varios años, recopilaron “más de 10 volúmenes de documentos y testimonios que ponen en evidencia su fama de santidad y demuestran que ha llevado una vida ejemplar, dedicada a Dios y de ayuda a la comunidad”, agregó el comunicado.
“Es un acontecimiento histórico y de mucha alegría para los miles y miles de personas que hacen parte de la comunidad que soñó el Padre Mario. Los colaboradores, seguidores, alumnos, beneficiarios, donantes, trabajadores, todos los que confiamos en el Padre Mario y su Obra estamos felices”, apuntó el documento.
Una historia de vida
Giuseppe Mario Pantaleo nació en Pistoia, Italia, el 1 de agosto de 1915 y con nueve años llegó a la Argentina junto a su familia que escapaba de las necesidades de la primera posguerra y se instalaron en Córdoba donde vivieron hasta 1931, cuando la familia regresó a su tierra natal.
Un año más tarde, el joven Pantaleo ingresa al seminario Diocesano de Arezzo y continua sus estudios en otras regiones italianas y finalmente fue ordenado sacerdote en Matera, para luego oficiar su primera misa en Pomarico, donde estaba radicada su familia, en 1944.
En 1948 Pantaleo regresa definitivamente a Argentina, en primer lugar designado a la Iglesia de San Pedro, en Casilda, provincia de Santa Fe, luego a a la Parroquia Nuestra Señora de la Guardia de Rosario.
Tras diez años de misión sacerdotal en Santa Fe, pidió su traslado a Buenos Aires, donde fue designado capellán del Hospital Ferroviario y del Hospital Santojanni, y la Parroquia del Pilar.
El cura que revolucionó La Matanza
En 1968 se instaló en la localidad de González Catán, partido de La Matanza. Allí, junto a colaboradores y amigos, inició la construcción de una iglesia y una obra de ayuda social para la comunidad del barrio que en ese entonces se llamó la “Obra Cristo Caminante” para luego ser conocida como la “Obra del Padre Mario”.
El padre Mario Pantaleo murió el 19 de agosto de 1992, en la ciudad de Buenos Aires, Miles de personas acudieron a la capilla ardiente y acompañaron el cortejo a su primer destino en el Cementerio de la Recoleta. Al año siguiente, sus restos fueron trasladados a Obra de González Catán.
Actualmente la Obra del Padre Mario cuenta con escuelas en las que se forman más de 3000 alumnos y tiene un colegio universitario, donde se dictan carreras como administración de empresas, enfermería y educación física. También, un centro recreativo con canchas de voley y fútbol, la única pileta climatizada de la zona donde se realizan actividades para chicos y para adultos mayores, centros de día para jubilados y para personas con discapacidad, y comedores infantiles, entre otras.
La Capilla Cristo Caminante y el Mausoleo donde descansan sus restos, ubicada en Conde 5670, son visitados para pedir su intercesión, por innumerables personas de todo el país y de otros países.

Medio de comunicación autogestivo con noticias locales y de la región.