
Por Hugo Elías |
El título trata de simplificar la consecuencia de este nuevo gobierno del Frente de Todos. Un cambio tardío, pero “nunca es tarde cuando la dicha es buena” o “mas vale tarde que nunca” justifica este escriba optimista con refranes populares de esperanza.
El nombramiento de Massa en el ministerio de Economía, absorbiendo los de Agricultura y de Producción, no debería sorprender ya que en otros momentos también Economía tuvo a su cargo, vía secretarías, la política industrial y la de agricultura.
La unificación de las carteras podrá servir tanto para entronar al oriundo de Tigre como futuro candidato si tiene éxito en su gestión o endilgarle todos los males si no lo tiene.
Es lógico unificar en un solo ministerio, como lo es un solo plan político y una sola comunicación de un gobierno que hasta ahora se ha distinguido por las operaciones periodísticas de una interna desgastante que ha logrado la inacción ante el avance de los poderosos enemigos del pueblo. Nunca este gobierno distinguió al enemigo, trató de incorporarlo a un proyecto popular que ellos siempre aborrecieron.
Será que ahora con este “relanzamiento” la movilización popular será mas escuchada que los medios, que un aumento salarial fijo a cuenta de paritarias futuras será mas importante que el dólar ilegal. Acaso un salario básico universal para los argentinos precarizados de 18 a 65 años será mas urgente que cumplir las metas de déficit fiscal con el FMI. Si es así bienvenido sea este nuevo camino del gobierno, popular por su origen, pero buscando el rumbo de su destino.
Parecería que nuestra dirigencia está tan lejos de nuestro pueblo pobre que no alcanza a comprender que, si bien es necesario el reconocimiento de mejores salarios, de frenar la inflación, es imperioso que reconozca doblemente que la convocatoria a la movilización defensiva de sus intereses es la herramienta para alcanzar no solo el reconocimiento económico sino también el reconocimiento político social como el sujeto transformador de la actual situación.
Si no hay convocatoria a la movilización popular en defensa de los intereses de las mayorías no hay relanzamiento, ni nuevos ministros que valga.
Esa convocatoria es obligación de toda la dirigencia del Frente de Todos, todos son responsables de la recuperación o de una nueva y triste frustración. El pueblo, representado mayormente por el peronismo desde siempre, se siente dignificado, hacedor de su destino cuando está en la calle con sus compañeros luchando por la justicia social.
Esta visión de admiración amorosa sólo se aprende en la calle, no en los despachos ministeriales donde creen que ordenar los números es la tarea. No, la tarea es el respeto al humano doliente, al padre que sale a cirujear, a cartonear, de noche, con su pibe mayor para no salir a robar y enseñarle la dignidad del pobre que trabaja. A la señora que no puede dejar solos a los chiquilines y los lleva a timbrear por ropita y comida. Al obrero informal, al formal, al oficinista, que nunca les alcanza el sueldo.
Esa es la Argentina de hoy, la de los millones de pobres en un país que produce miles de millones de dólares para algunos miles de ricos.

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