21 septiembre, 2023

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Juicio por crímenes de lesa humanidad en la Comisaría de Ramos Mejía

Juicio por crímenes de lesa humanidad en la Comisaría de Ramos Mejía

Continúan las audiencias del juicio, donde 3 ex oficiales del Ejército son acusados de crímenes de lesa humanidad durante la última dictadura cívico-militar en la comisaría de Ramos Mejía, que sigue funcionando en la calle principal de la ciudad. La semana pasada, se realizó una una visita ocular donde 2 sobrevivientes reconocieron el lugar donde estuvieron detenidos.

El Juicio 

Desde el mes de mayo del corriente año, se elevó a juicio oral y público la Causa “Godoy”, que tiene como Rodolfo Enrique Godoy, Roberto Obdulio Godoy y Francisco Rodolfo Novotny. Los ex oficiales del Ejército son imputados por privación ilegal de la libertad agravada por mediar violencia o amenazas, imposición de tormentos, y homicidio agravado por alevosía y por el concurso premeditado de dos o más personas.

Aquí se juzgan hechos que ocurrieron en la comisaría de Ramos Mejía (La Matanza) que funcionó como centro clandestino de detención entre el 30 octubre de 1976 y principios de marzo de 1979 y dependía operacionalmente del Grupo de Artillería Mecanizada 1 (GA 1) del Ejército, con sede en Ciudadela. 

En esta causa estuvo imputado también Norberto Atilio Blanco, responsable de la maternidad clandestina del Hospital Militar de Campo de Mayo, pero falleció antes de que la misma fuera elevada a juicio oral. En la sentencia dictada en 2019 en la causa por el centro clandestino “Sheraton” se acreditó que, antes o después de su cautiverio en ese lugar, varias víctimas fueron trasladadas a la comisaría de Ramos Mejía.

Quien emitirá sentencia del actual juicio será el Tribunal Oral en lo Criminal Federal N°1 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires compuesto por Ricardo Basílico, Adriana Palliotti y Daniel Horacio Obligado. En representación del Ministerio Público Fiscal interviene la fiscal federal María Ángeles Ramos. Se espera que la próxima audiencia sea el lunes 19 de septiembre de 2022. 

Visita ocular a la comisaría

La semana pasada se realizó la visita ocular, en el marco del juicio, donde aún funciona la Comisaría de Ramos Mejía, ubicada en Avenida De Mayo al 500. De la misma, participaron dos sobrevivientes: Alcira Camusso y Hector Ratto, junto al abogado querellante, Pablo Llonto. También, los miembros del TOCF N°1. Ambas víctimas recuerdan haber estado en ese lugar y reconocen los calabozos donde estuvieron cautivos y fueron torturados y maltratados. 

Alcira Camusso fue secuestrada a los 19 años la noche del 24 de febrero de 1977 junto a su compañero, Gabriel “El Negrito” Rodríguez, quien fue llevado herido al Hospital Militar de Campo de Mayo donde murió a las pocas horas. Ella, en la cuarta audiencia del juicio, reconoció a uno de los torturadores y le habló directamente: “La misma forma de mirar, Godoy, no me la voy a olvidar nunca”, además de contar las memorias aberrantes de lo vivido. Por su parte, Hector Ratto era trabajador en la planta de González Catán de Mercedez Benz, donde fue secuestrado el 12 agosto de 1977 y lo tuvieron en cautiverio hasta 1979.

Como ayer, hoy

Desde HIJOS La Matanza, Alejo Rivera habló al aire de La Patria de las Moscas por Fm Fribuay y la Red de Medios del Oeste, quien estuvo presente durante la recorrida. “Fue muy emocionante y muy fuerte ese recorrido” declaró Alejo, y relató: “Una de las ex detenidas (Alcira Camusso) cuando llegó al lugar dijo ‘fue acá’ y pudo describir tal cual era”. 

“Lamentablemente a 40 años de recuperada la democracia, el lugar está intacto. Las personas que están hoy alojadas y hacinadas en la comisaría, siguen estando igual que hace 45 años atrás” sentenció el militante de HIJOS La Matanza sobre la precariedad que se encontraron al ingresar al lugar. Si bien no está permitido que en las comisarías se tengan personas alojadas, pues para eso están las cárceles y alcaldías, “la gran mayoría de las comisarías de la Provincia de Buenos Aires están llenas, repletas. Podemos ver los tormentos que sufren: el acceso a la justicia, la comida, a la salud”.

Finalmente, las organizaciones de Derechos Humanos están impulsando la señalización de este espacio, para que se conozca públicamente que fue un Centro Clandestino de Detención durante la última y más sangrienta dictadura cívico-militar en Argentina. Es necesario “mantener viva la memoria, porque la memoria tiene que ser dinámica” concluyó Alejo Rivera. 


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