11 diciembre, 2023

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Fútbol y política

Por Hugo Elías |

Este campeonato mundial ha conseguido hacer desaparecer, aunque sea por un momento, la “grieta” que divide a los argentinos. La grieta, como todo invento cultural, es fluctuante y nunca una expresión fija.

Esta división es manipulada y generada día tras día por la oposición macrista a través de sus monopolios mediáticos en declarada guerra contra el gobierno peronista del Frente de Todos.

Nadie puede asegurar la magnitud de tal división, las consultoras y sus encuestas están mas desacreditadas que los canales de noticias de Clarín y La Nación. Pero es indudable que hay sectores de la población que asumen su peronismo y otros que asumen su gorilismo, vergonzante, pero gorilas al fin.

Hoy, al calor del camino triunfal de nuestro seleccionado, el futbol unificó a la enorme mayoría de los argentinos. No hay grieta, todos queremos salir campeones mundiales.  ¿Todos?

La máquina mediática no descansa, se buscaron los argumentos mas insólitos para desacreditar a nuestro seleccionado hasta que ganamos en Brasil la Copa América.

Dejaron un rato tranquila a la Scaloneta y volvieron al ataque camino a Qatar y se volvieron sanguinarios antipatrias cuando Arabia nos ganó en el primer partido.

El deseo del fracaso fue evidente y no nombro a los “periodistas” porque no se lo merecen, son sólo empleados dirigidos por el mismo dinero que les paga a los jueces que pasean en Lago Escondido.

El esfuerzo no dio resultado, el país entero celebra el fútbol de Messi y compañía, no hay lugar, plaza o pueblo sin una camiseta celeste y blanca orgullosamente puesta en un torso que se siente parte de un universo de 47 millones con los mismos colores.

Que no logren el resultado buscado no significa que quieran que Argentina sea campeón mundial, trabajaron para desmoralizar y crear un escenario de derrota de nuestro seleccionado. No lo lograron, pero se agazapan esperando la derrota frente a Francia.

Estamos hablando de una posición política antipopular que se expresa en todos los aspectos actuales, económicos, judiciales, sociales y también deportivos cuando de la masividad del fútbol se trata.

Todo lo que melle el camino del gobierno peronista vale, aún el cipayo deseo de que nuestra selección no salga campeona del mundo.

Se trata de una política permanente y que desnuda la falacia que interpreta que todos queremos el triunfo. No es así, los periodistas de los medios hegemónicos, gráficos, televisivos, en redes sociales, sembraron dudas, mintieron desavenencias de matrimonios de jugadores, hablaron de lesiones inexistentes y cuanta porquería se les ocurriera para desmoralizar a nuestros muchachos y a nosotros como pueblo esperanzado.

Es necesario identificar a los hacedores de tamaña política antiargentina. No es difícil, son los de siempre, los defensores del poder económico, de la justicia mafiosa, bajo la batuta del omnímodo poder mediático de Magnetto y compañía.

Es mentira que no hay que mezclar el deporte con la política, es claro que se mezcla y mucho, contra nuestra selección y buscando impedir la alegría popular.

¿Cómo contrarrestar semejante afrenta traidora? ¿Cómo impedir que su criterio gorila oscurezca nuestra visión de la unidad que sí produce el fútbol mas allá de las diferencias de siempre o de ahora?

Aprovechando que esta selección inmensa de fútbol nos une en el grito, en las cábalas, en las camisetas y cornetas, con el vecino antiperonista y con el peronista, que ganan poco y no les alcanza, traer la selección nuestra, defenderla de los que la quieren destruir, y señalarlos que son los mismos que se niegan a bajar los precios y a pagar buenos sueldos.

Esos periodistas antiselección son los obedientes empleados de los poderosos que no quieren un pueblo feliz. Quieren un pueblo abatido, sin fuerza para luchar por lo suyo, dividido con mentiras judiciales, esa política es la de siempre. Dividirnos para controlarnos, para dominarnos.

Aprovechar la unidad que el fútbol nos propone para encontrar el discurso sencillo y potente que exprese nuestras necesidades y nuestro convencimiento de unidad luchadora.

Aprovechemos el esfuerzo de nuestro equipo, de los millones que lo acompañamos, hagamos política con lo mejor que tenemos, la solidaridad y el sacrificio por el otro. La miseria moral de los poderosos no puede vencernos.

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