
Por Hugo Elías |
No hay disimulo, se muestran tal cual son, violentos y dispuestos a la represión para quedarse con el gran botín que es la Argentina.
No es sólo por los recursos y los negocios, es una cuestión de clase, odian al de abajo, “les hicieron creer que podían tener auto, celular, vacaciones” dijo González Fraga, presidente del Banco Nación durante el macrismo mientras les otorgaba créditos millonarios a los Vicentín, que nunca pagaron.
Nunca soportaron que el pueblo deje de ser pobre, que tenga un buen sueldo, escolaridad para sus hijos, vacaciones pagas, jubilaciones dignas para una vejez digna, salud pública de calidad, acceso a la Universidad para los jóvenes y capacitación para las técnicas industriales y los nuevos desarrollos del conocimiento en la ciencia y en la tecnología.
Una síntesis del pensamiento desnudo de Juntos por el Cambio son las propuestas electorales con la vuelta atrás de lo conseguido en reivindicaciones sociales, humanísticas, culturales para la sociedad argentina especialmente a través de los gobiernos peronistas. Las aparentes diferencias entre Bullrich y Rodríguez Larreta son eso: aparentes.
La virulencia de Bullrich a “Todo o nada” es comparable a la criminal persecución represiva al pueblo jujeño por parte de Gerardo Morales, compañero de fórmula de Rodríguez Larreta.
Día a día muestran que están dispuestos a reprimir las protestas a sabiendas que sus planes son contra las reivindicaciones populares y descaradamente a favor de los grandes empresarios argentinos y extranjeros.
No tienen ninguna propuesta de mejoramiento salarial, de jubilaciones, como tampoco de suba y control de los impuestos mínimos a las grandes empresas. Sólo se les ocurre la liberalización del mercado con los resultados conocidos de quiebras de la pequeña y mediana empresa con miles de trabajadores en la calle, la privatización de las empresas públicas como Aerolíneas Argentinas o sea la entrega a los buitres privados de lo acumulado por el esfuerzo del Estado argentino.
No es nuevo, critican ferozmente al Estado cuando todos ellos vienen de la teta estatal, Clarín, Techint, Arcor, Ledesma, La Serenísima, y tantos otros que siempre han recibido el auxilio estatal ante los desaguisados de sus representantes políticos desde los militares de la dictadura hasta los “genios” macristas que fundieron al país en tiempo récord. La violencia es inevitable ante la ausencia de la razón política y económica.
La rapiña de los recursos a favor de unos pocos no es explicable, la miseria sólo se impone a los palos, por lo menos entre los argentinos que sabemos de luchas, derechos, triunfos y derrotas.
La violencia se les escapa, no la pueden esconder, pasando por los 30 muertos del 2001 donde Bullrich era ministra y Rodríguez Larreta estaba en el PAMI con Vidal, la violenta represión en diciembre de 2017 a miles de manifestantes que protestaban contra la reforma de las jubilaciones durante el macrismo. Ahora con el neo fascismo de Morales en Jujuy donde hacen una reforma de la Constitución entre gallos y medianoche para extraer el litio y echar a los comuneros aborígenes, prohibir la protesta social en defensa de intereses avasallados por el gobierno inaugurando la primera provincia argentina sin democracia ni real ni formal.
La ignorancia de Bullrich al intento de asesinato a Cristina desnuda mas que lo que esconde. Su mano derecha, Gerardo Millman, dijo “cuando la maten yo estoy camino a la costa” dos días antes del atentado. Su sector juvenil canta una canción donde quieren un país “sin Cristina”.
No hay vuelta atrás, son lo que han hecho y dicen que lo volverán a hacer. La sociedad tiene que estar alerta, hablan de la inflación y de la pobreza como si no hubieran pedido el crédito al FMI que nos provoca esta zozobra permanente. Ya se están mostrando sin argumentos creíbles, hablan sin que sus patrones les crean, al borde de la ausencia de propuestas se ponen violentos, se muestran como son.
Mientras, exijamos al gobierno las respuestas necesarias para el conjunto popular, que siga bajando la inflación, que las paritarias la superen y que la unidad política sea disparadora de nuevas metas y no de achicarnos en lo posible. Siempre crecimos cuando soñamos lo imposible. Hoy sonreímos cálidamente, las abuelas nos enseñan con el nieto 133.

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