
Por Hugo Elías |
En esta columna se ha repetido la necesidad de ser fuerte por parte del gobierno, de enfrentar los embates de todo tipo de los patrones económicos de nuestro país. Hubo manifestaciones públicas de todo tipo reclamando lo mismo y con mas autoridad social y política que este escrito periodístico.
En política como en todos los planos humanos cuando en una disputa uno retrocede el otro avanza y gana terreno. Esa fue la máxima del gobierno, esquivar la confrontación y consentir el consiguiente avance de los dueños del poder sobre las necesidades populares.
El permanente aumento de los precios, el retraso salarial bochornoso ante las enormes ganancias empresariales, el aumento de los servicios públicos exigido por el FMI, la permanente negociación a pérdida del acuerdo con el FMI sin poner la sobre la mesa la responsabilidad del organismo en el otorgamiento del mayor crédito de 57000 millones de dólares para el gobierno macrista que lo despilfarró en la fuga/choreo/robo entre los fondos amigos y los amigos del gobierno derechista.
Para abreviar, una política salarial reparadora que termina hoy en 38% de pobreza de la población es el compromiso de Unión por la Patria en lo que va de aquí para adelante.
Antes de continuar es necesario aclarar que si en el gobierno estaría Macri en vez de Alberto Fernández el país sería un páramo de pobreza y desocupación, la pandemia hubiera sido arrasadora, la represión brutal reemplazaría a la lucha democrática y al congreso. Con un Poder Judicial que junto a los servicios de inteligencia inventaría causas y cárcel para militantes, dirigentes, defensores de los DDHH, intelectuales y cuanto activista popular protestara a la barbarie.
La continuación del 2017/18 y 19, continuidad del 2001, y que son los mismos personajes que se proponen como el reemplazo del peronismo débil pero no traidor.
Es preciso hacer esta aclaración, la debilidad del gobierno de Alberto Fernández consistió en no defender los intereses populares sin confrontar a los adversarios del bloque económico, mediático, financiero que siempre fue por mas, pero nunca reprimió, ni persiguió, ni encarceló, ni manipuló espacios en el poder judicial. Se le pude achacar debilidad, pero no persecución al pueblo ni traición a la democracia.
Hoy estamos ante una encrucijada histórica, volver al macrismo antipopular, que promete ir contra las conquistas sindicales, sociales, educacionales, representante de los poderosos chupasangre de las riquezas estatales, generador de miseria y represión con los mismos personajes del 2001 o encarar un camino de recuperación de democracia real, al servicio de las grandes mayorías maltratadas enfrentando con decisión a los que sólo ven sus enormes ganancias como único objetivo y para ello declaran cínicamente un programa de tierra arrasada de las conquistas de un pueblo que hacen de la Argentina un país ejemplar, con un pueblo educado en la solidaridad y el asenso social comunitario.
Vienen a destruir lo mejor de nuestro pueblo, que guste o no guste, ha sido fruto de luchas populares brutalmente reprimidas que supimos enfrentar y llegar hasta estos 40 años de democracia.
Vienen no sólo por nuestro trabajo y nuestro merecido bienestar, vienen a aplastar a los mas sumergidos, a empobrecer a los trabajadores, a terminar con nuestros hijos en la universidad, vienen a volver instalar los viejos planes dictatoriales que sólo entran con represión. Vienen con el disfraz democrático a ejercer una democracia formal, vacía, antipopular. Vienen a destruir la democracia que como pueblo supimos construir.
El gobierno tendrá que ponerse a la altura, estemos nosotros como pueblo organizado en las calles y en las urnas.
Seamos, como siempre lo hemos sido, los defensores de la democracia real, popular, mirando de frente a los compañeros como responsables del futuro colectivo. La parada es brava y somos todos imprescindibles.

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